jueves, 30 de septiembre de 2010

Operación Weserübung: la conquista de Noruega I


Una de las operaciones más improvisadas por parte de la Wehrmacht en la SGM fue la conquista de la nación occidental de la península escandinava. La ocupación de este territorio fue consecuencia más del miedo que tenían los alemanes a que los aliados tomasen posiciones en los países nórdicos que de su propia voluntad de verse involucrados en una campaña para la que estaban inmensamente menos capacitados que sus adversarios.


Importancia estratégica de Escandinavia

La industria de guerra del III Reich dependía en gran medida del suministro de hierro procedente de las minas de Gallivare y Kiruna radicadas al norte de Suecia. A lo largo del verano, el transporte de este mineral se realizaba a través del Báltico, embarcándose en el puerto de Lulea, pero esta ruta quedaba impracticable en el invierno. Por ello, durante los meses más fríos del año, parte del transporte tenía que efectuarse desde el puerto noruego de Narvik, ya que este -gracias a la cálida corriente del Golfo- sí permanecía abierto a la navegación. Desde esta localidad los mercantes germanos trasladaban su carga hacia el Reich viajando por las aguas jurisdiccionales noruegas hasta llegar a los estrechos daneses, y desde estos hasta Alemania.

En septiembre de 1939, Churchill -entonces primer lord del Almirantazgo- propuso al gabinete de guerra británico el minado de las aguas noruegas con el objetivo de estrangular el tráfico mercante germano. La medida no fue adoptada, pero las intenciones anglosajonas fueron descubiertas por la inteligencia militar del Reich -el Abwehr- y el almirante Cannaris informó de las mismas a Raeder, el jefe de la Kriegsmarine. A consecuencia de estas noticias, la armada alemana empezó a estudiar una eventual conquista de la nación de los fiordos, solo para llegar a la conclusión de que no contaba con los medios necesarios para llevar a buen término tal propósito. Además, en aquellos momentos Hitler estaba más interesado en mantener a Escandinavia neutral que en cualquier otra situación, por lo que desestimó las llamadas de atención de su marina sobre este particular.


El deterioro de la situación: la guerra ruso-finesa

En noviembre de 1939, la Unión Soviética atacó Finlandia con el objetivo de lograr ganancias territoriales a costa del país de los mil lagos, alejando de este modo a las tropas finesas de las cercanías de Leningrado. A consecuencia de esta invasión, los occidentales estudian la posibilidad de intervenir en ayuda de la nación golpeada por los bolcheviques. El proyecto aliado pasa por ocupar en primer lugar la parte septentrional de la península escandinava, tomando Narvik para desde allí trasladar tropas a luchar contra los soviéticos. Estos planes acabarían cayendo en saco roto poco después, aunque los franceses sí que llegaron a enviar algunos pertrechos militares a los soldados que se oponían al Ejército Rojo.

En diciembre, Quisling -el líder fascista noruego- visita Berlín y solicita de Raeder y Hitler su apoyo a un golpe de estado para deponer al gobierno y situar a la nación nórdica bajo la órbita del Tercer Reich. El jefe de la Kriegsmarine era favorable a la intervención en el extremo norte europeo, pero el Führer se negó, alegando -como ya venía haciendo con anterioridad- que prefería mantener a Escandinavia como zona neutral y que no tenía intención de verse inmiscuido en operaciones que pudiesen traer como consecuencia la extensión de las hostilidades a este territorio. El dictador tenía sus ojos puestos en la ofensiva que pretendía lanzar en el oeste al año siguiente y se mostraba reacio a iniciar cualquier movimiento que, al suponer una dispersión de fuerzas, pudiese dificultar la ejecución de dicho ataque

La resistencia finesa a la invasión trajo consigo la prolongación de la guerra contra los soviéticos, lo que dio a los aliados la oportunidad de volver sobre sus planes de intervenir en favor de los primeros. El 15 de enero de 1940 Gamelin recomendó a Daladier que, aprovechando la guerra entre Finlandia y la URSS, convendría “usar los aeródromos de Noruega” para extender “la operación al interior de Suecia y ocupar las minas de hierro de Gallivare”. Poco después, el 20 de enero, Churchill radiaba una alocución en la que afirmaba el derecho de los anglofranceses a llevar la guerra a las naciones neutrales, lo que provocó las protestas de los estados nórdicos, así como de Bélgica y de Países Bajos. El gobierno inglés sostuvo que se trataba de la opinión personal de Churchill, y que no representaba la postura oficial del ejecutivo británico; pero la preocupación en el seno del Tercer Reich aumentó. El Führer, al encontrarse ante la posibilidad de que el norte de Europa se convirtiese en un teatro de operaciones bélicas, ordenó finalmente que se esbozase un proyecto para invadir Noruega en caso de que el devenir de los acontecimientos lo hiciese necesario. El plan estuvo finalizado el 5 de febrero, momento en que se reunió el estado mayor germano para discutirlo.

Ese mismo día, los aliados se encontraron en París para tratar acerca de la operación con la que, bajo el pretexto de enviar voluntarios a Finlandia, pretendían apoderarse de la parte norte de Escandinavia del modo que ya había propuesto Gamelin. Los francobritánicos habían acelerado sus preparativos, planeando iniciar el ataque a principios de marzo. Parecía que los occidentales se habían decidido finalmente a tomar la delantera al Reich, pero paulatinamente se fueron ampliando los plazos, lo que provocó que aquellos perdieran su ventaja.


El incidente del Altmark

En febrero de 1940 el Altmark, buque que había estado aprovisionando al Graf Spee, regresaba de sus correrías por el Atlántico atravesando las aguas jurisdiccionales noruegas en su camino de vuelta a Alemania. Dicho barco transportaba en sus bodegas a 300 marineros británicos procedentes de los mercantes hundidos por el malhadado acorazado de bolsillo germano. El día 15, el navío fue localizado por aviones ingleses en las cercanías de Bergen, e inmediatamente la Royal Navy desplazó una flotilla de destructores con intención de capturarlo.

Los esfuerzos anglosajones iban a dar pronto sus frutos. El destructor Cossack localizó al Altmark y este, al saberse descubierto, trato de buscar refugio en el fiordo de Jössing. Dos torpederas noruegas hicieron su aparición en escena, impidiendo el paso al perseguidor del germano. El Cossack, capitán de navío Vian, conversó con las pequeñas embarcaciones que se interponían en su camino, pero estas se negaron a apartarse. En vista de las circunstancias, el destructor pidió instrucciones al Almirantazgo, el cual indicó al buque que emplease la fuerza estrictamente necesaria para forzar su paso. Tras esto, el navío inglés advirtió a las torpederas que se hiciesen a un lado ya que iba entrar en el fiordo quisieran estas o no, al tiempo que apuntaba sus armas hacia los noruegos quienes, ante esta poco velada amenaza, accedieron a retirarse.

Ya había caído la noche cuando el Cossack abordó al Altmark. Este último buque se encontraba pegado a tierra, lo que fue aprovechado por su comandante, el capitán Dau, para poner las máquinas en avante toda y así conseguir que el navío embarrancase. En la confusión, un alemán disparó hiriendo a un marinero inglés, a lo que los anglosajones respondieron devolviendo el fuego y matando a varios germanos. El destructor británico logró finalmente liberar a los prisioneros, pero la acción provocó que el Reich empezase sospechar que la neutralidad noruega no era tal, y Quisling atizó el fuego de la desconfianza alemana informando a Hitler de que el hecho había sido preparado de antemano.

El Führer se terminó de decidir a invadir Noruega a consecuencia de este incidente y el 20 de febrero ordenó a von Falkenhorst -elegido para este fin por haber participado en diversas operaciones en Finlandia en 1918- que diseñase el plan de ataque definitivo. Como otros comandantes germanos, lo primero que hizo Von Falkenhorst tras recibir sus instrucciones fue comprar una guiá de carreteras Baedeker, ya que el militar carecía de mapas del país nórdico. Con la ayuda de esta elaboró el denominado Plan Weserübung, que fue aprobado por Hitler el día 1 de marzo, aunque dicha aprobación no especificó la fecha de ejecución, quedando la determinación de esta pendiente de la evolución de la situación bélica.

La contienda ruso-finlandesa terminaría en marzo de 1940, y la derrota de estos últimos aceleró la caída del gobierno de Daladier, y el ascenso al poder de Reynaud, quién se suponía iba a imprimir más energía al esfuerzo de guerra de los galos. El consejo supremo interaliado se reunió en Londres el 28 de marzo, y finalmente acordó llevar a cabo el minado de las aguas jurisdiccionales noruegas, minado que tendría lugar el 5 de abril, después de que los occidentales hubiesen notificado a los gobiernos nórdicos que su neutralidad favorecía a Alemania. Asimismo, los anglofranceses decidieron no demorar más su intervención militar en el norte de Escandinavia. El plan aliado, denominado Plan Wilfried, incluía el transporte de 18.000 soldados francobritánicos hasta Narvik y la posterior penetración de dicha fuerza en el norte de Suecia. También se contemplaba el desembarco de otros contingentes en los puertos de Stavanger, Bergen y Trondheim. Se proyectó iniciar la operación el 8 de abril.


Hitler decide intervenir

Los servicios de inteligencia germanos se enteraron de la inminencia de la intervención aliada, lo que terminó de convencer al Führer de la necesidad de lanzar la operación Weserübung cuanto antes si se pretendía que tuviese alguna posibilidad de éxito. La fecha acordada fue el 7 de abril, con lo cual los alemanes se adelantaban un día a los anglofranceses. Los germanos pretendían iniciar la operación con anterioridad a sus enemigos ya que, en caso de permitir a los occidentales ocupar parte de Escandinavia, la superioridad naval de estos haría muy difícil que la débil marina del Reich pudiese sostener una campaña prolongada de sus ejércitos en aquellas tierras. Desde un punto de vista estrictamente militar, a Alemania no le quedaba más opción plausible que adelantarse a sus enemigos e impedir la consolidación de un frente en el norte de Europa.

El ambicioso proyecto germano, dadas las reducidas dimensiones de su marina de guerra, iba a ser extraordinariamente difícil de ejecutar. Para llevar el desembarco a buen fin, la armada organizó varios grupos que se encargarían de transportar pequeños contingentes de soldados germanos a diversos puertos noruegos. Estos grupos eran los siguientes:

Grupo I: Narvik-Trondheim
-10 destructores, transportando 2000 soldados a Narvik.
-Crucero pesado Hipper y cuatro destructores, transportando 700 soldados a Trondheim

Este grupo estaría apoyado por el Scharnhorst y el Gneisenau, comandados por el almirante Lütjens, como fuerza de cobertura.

Grupo II: Bergen
-Cruceros ligeros Köln y Konigsberg, y buque de adiestramiento Bremse, además de pequeñas embarcaciones de apoyo, transportando 1900 soldados

Grupo III: Kristiansand
-Crucero ligero Kalsruhe y otras navios menores, transportando 1100 soldados

Grupo IV: Oslo
-Crucero pesado Blucher, acorazado de Bolsillo Lützow, crucero lígero Emdem y otros buques menores, transportando 2000 soldados.

Las diversas agrupaciones debían iniciar simultáneamente la operación principal de desembarco a las 5:00 del 9 de abril. Además, dada la escasa capacidad de la Kriegsmarine para el transporte de tropas (en el primer golpe, los alemanes apenas podrían poner en tierra los efectivos equivalentes a una división), se planificaron también varias operaciones de apoyo. Por un lado, a la capital de Noruega llegarían en los días siguientes varios transportes con 15.000 soldados más. Por otro, para ayudar a los asaltantes, el día 2 de abril habían partido de Stettin varios cargueros con material de guerra que debía entregarse a los combatientes de los diversos grupos de asalto una vez desembarcados.

La Kriegsmarine asimismo desplazó unos 35 submarinos a las diferentes zonas de operaciones.

A última hora, los alemanes se decidieron también a ocupar Dinamarca. La razón de esta multiplicación de los objetivos hay que buscarla en la escasa fuerza de la armada del Reich. Dada la debilidad germana en el mar, era evidente que la Luftwaffe iba a tener que apoyar las operaciones en Noruega desde el aire, y para esto seria de gran ayuda contar con los aeródromos situados al norte de la península de Jutlandia.


Preparativos aliados

Los occidentales, una vez que abandonan sus titubeos iniciales, emplearán en su operación de desembarco una parte considerable de sus recursos militares. A modo de resumen, podemos señalar lo siguiente:

-El día 4 salieron del Reino Unido 19 submarinos para tomar posiciones en la zona de operaciones.

-El día 5 abandonaron Scapa Flow el crucero de Batalla Renown y 4 destructores, a los que se unieron posteriormente el crucero Birmingham y varios destructores más que ya se encontraban en el mar. Este grupo debía evitar que los noruegos pusiesen trabas al minado de sus aguas.

-En la mañana del 7 se embarcaron las primeras tropas francobritánicas destinadas a Narvik y Trondheim.

-La misma mañana del 7 la RAF descubre una fuerza naval germana dirigiéndose al norte de Escandinavia. Por otra parte, unas horas después llegó un informe a la Home Fleet y al Almirantazgo en el que se advertía que Hitler estaba planeando una operación sobre Noruega y Dinamarca, dejando Suecia al margen, aunque se señalaba que la información podía ser de dudoso valor. Las dudas respecto a la veracidad de la noticia provocaron que esta no fuese creída por el gobierno británico.

-A las 13:30 la RAF ataca sin éxito a la fuerza del almirante Lütjens, pero a la marina británica no le llegará la información respecto a la posición de las unidades navales enemigas hasta varias horas después debido al radiosilencio impuesto entre los ingleses.

-Por la tarde, sobre las 20:00, los navíos alemanes cruzan el paralelo de Scapa Flow en su camino hacia el norte de Noruega. Aproximadamente al mismo tiempo, la Home Fleet (acorazados Rodney y Valiant, y crucero de batalla Repulse, a los que se les unirían media docena de cruceros y una veintena de destructores) sale a interceptar a Lütjens.

De lo anterior se observa que el esfuerzo bélico aliado -principalmente anglosajón- fue notable. Las unidades mencionadas sumadas al resto de fuerzas navales desplegadas en la zona elevaban los efectivos aliados en el área el día ocho de abril a 2 acorazados, 2 cruceros de batalla, 12 cruceros y 37 destructores. La superioridad aliada era, por tanto, absoluta; mas dicha superioridad no se iba a traducir en resultados positivos.