domingo, 27 de septiembre de 2009

Werwolf IV

Lo primero, dar la bienvenida a Alvaro. Y ahora, vamos con la siguiente entrada referida al Werwolf.

El Werwolf en el Oeste II: acciones en territorio controlado por el Reich

Otro de los objetivos principales de la guerrilla Werwolf fue la eliminación de los considerados como elementos derrotistas dentro de las propias filas alemanas cuyo número, a medida que los ejércitos aliados y soviéticos avanzaban hasta el corazón del Reich, estaba aumentando de manera alarmante. Trataremos en esta entrada sobre dos de las acciones del Werwolf llevadas a cabo en el territorio todavía bajo control de la Wehrmacht durante la última semana de la guerra.


Fritz Lotto, asesino de “traidores”

Lotto era un miembro del Partido Nazi -que también formó parte de los Freikorps tras la Primera Guerra Mundial- al que en noviembre de 1944 se le nombró jefe de un comando Werwolf en el noroeste de Alemania. En los primeros meses de 1945, el comando de Lotto se dedicó a realizar una serie de acciones a pequeña escala, destacando en el asesinato de alcaldes nombrados por los aliados para los pequeños pueblos alemanes que iban cayendo en manos de las tropas angloamericanas. Entre otros, se asume como posible que el asesino del alcalde de Kirchlegern fuese un miembro de este comando. Los hombres de Lotto también llevaron a cabo en esos meses una serie de golpes de mano contra las líneas de abastecimiento de las tropas británicas en el territorio del Reich. No obstante, el “día de gloria” de Lotto aún estaba por llegar.

Tras la difusión de la noticia de la muerte de Hitler por radio, Lotto se traslada al norte con la intención de localizar algún elemento del gobierno post-hitler que le pueda ofrecer algún informe oficial detallado acerca de como se ha de comportar la guerrilla Werwolf en esos caóticos días. Por un fallo mecánico en su coche, él y Fuhr -su ayudante- terminan en la ciudad de Wilhelmshaven, donde varios dirigentes nazis se encontraban en ese momento estudiado las posibilidades de defensa del enclave urbano. Será en esta localidad donde Lotto reciba instrucciones de sus superiores en las que se le ordenaba terminar con varios individuos considerados no gratos por las autoridades nazis. Para cumplir con estas órdenes, la noche del 1 de mayo Lotto, acompañado por Fuhr quien hacía de chófer, inicia su ronda de la muerte.

El primer objetivo de Lotto estaba en la misma ciudad de Wilhelmshaven y era el detective Nussbaum, el cual ya había tenido en varias ocasiones encontronazos con la Gestapo, y con quien el propio Lotto había discutido pocas semanas antes, parece ser que debido a que el detective se negó a que uno de sus hombres prestase apoyo a la guerrilla nazi. Lotto llegó al hotel donde se hospedaba Nussbaum y, una vez que consiguió que este le franquease el paso a su habitación, le espetó una afirmación que se había oído hacer al detective pocas jornadas antes:

“pronto llegará la hora de deshacerse de los uniformes y las insignias y pasarse al otro bando”

Nada más escuchar a Lotto, Nussbaum intentó reaccionar sacando su pistola, pero aquel se le adelantó y, ya apuntándole con su arma, le preguntó si tenía alguna última declaración que hacer. El detective intentó disculparse, pero no le sirvió de nada. Lotto le condenó como traidor y le disparo dos veces a bocajarro y una tercera vez cuando el cuerpo de Nussbaum ya estaba en el suelo. Inmediatamente después de cometer el asesinato, Lotto abandonó el hotel corriendo al tiempo que gritaba “el Werwolf estuvo aquí”

Tras esto, Lotto se dirige hacía el lugar en que estaba esperando Fuhr, y le ordena que le lleve a la localidad de Aldenburg donde se encontraba Göken un barbero que imprudentemente había hecho comentarios despectivos acerca de Hitler. Una vez en la localidad, Fuhr, quien conocía al barbero de vista, localiza a Göken que en ese momento se encontraba solo en la calle. Lotto baja del coche y se dirige a su víctima. Aparentando un intentó de trabar una conversación sin importancia, Lotto deja caer un comentario despectivo acerca de las posibilidades reales de defensa de Wilhelmshaven. Göken pica el anzuelo y va más allá, afirmando que él personalmente tiene ganas de ver llegar a los británicos. Esto bastó para que Lotto condenará al desafortunado barbero también como traidor, ejecutandole en el acto mediante dos disparos. Tras el asesinato, y al mismo tiempo que varias personas corrían al lugar para tratar infructuosamente de ayudar a Göken, Lotto se montó en su coche y, junto con Fuhr, desaparecé rápidamente de la zona.

Tras la ejecución de Göken, Fuhr y Lotto se dirigen a Voslapp, lugar donde residía su tercer objetivo: un presunto comunista apellidado Danisch. Como ninguno de los dos conocía a este último, al llegar a la localidad ordenaron a las autoridades nazis locales que les llevasen a la residencia del "traidor". Una vez allí, Lotto llama a la puerta de la casa de su víctima y, debido a que es la mujer de Danisch quien abre la puerta, solicita a esta que le deje hablar con su marido en privado. Danisch acompaña a Lotto al jardín y, sin más ceremonias, este suelta una pregunta fatídica:

“¿es usted comunista?”

“Lo fui”
responde Danisch.

Tras conseguir esta “confesión”, Lotto acusa a Danisch de traidor y, acto seguido, le ejecuta mediante un disparo.

Terminará aquí la noche sangrienta del asesino de "traidores", pero no su trayectoria en la organización Werwolf. Tras cometer los crímenes, pasará nuevamente a ocuparse de los aspectos organizativos de la guerrilla, tratando de asegurar la supervivencia de esta bajo la ocupación aliada. Al poco tiempo fue internado por los británicos, pero estos le pusieron en libertad no mucho después, con el resultado de que Lotto volvió a las andadas involucrándose en las actividades Werwolf de las primeras semanas de la posguerra. En julio los canadienses lanzaron una campaña contra las guerrillas nazis, consiguiendo introducir a Fuhr -el antiguo ayudante de Lotto- como topo en la organización. Finalmente, como resultado de esta operación, los canadienses conseguirán capturar a Lotto cuando este trataba de escapar a Dinamarca.


El Werwolf en Baviera: la masacre de Penzberg

Los nombres de Lidice y Oradour han pasado a la historia como ejemplos de las atrocidades nazis cometidas contra poblaciones extranjeras ocupadas. Lo que es menos conocido es que existen casos de crímenes similares cometidos por los nazis contra la población alemana. Examinemos a continuación el caso de Penzberg. En esta localidad el número de víctimas fue mucho menor que en las dos ciudades antes mencionadas, pero el ejemplo de Penzberg sirve para hacernos una idea de las acciones que desarrollaban los guerrilleros nazis contra su propia gente.

El 28 de abril de 1945, con las tropas aliadas en los arrabales de la zona, el antiguo alcalde socialdemócrata de la localidad, Hans Rummer, se rebeló contra los nazis. Reunió a varios partidarios, los armó con pistolas y pasó a visitar los puntos clave del área: las minas y el campo de prisioneros de guerra; buscando asegurarse el apoyo tanto de los obreros como de los presos. Finalmente se dirigió al ayuntamiento y, una vez allí, no dejó al alcalde nazi de Penzberg -Von Werden- entrar en el edificio, al tiempo que le recomendaba abandonar la ciudad.

La Wehrmacht reaccionó rápidamente y esa misma tarde recuperó el control de Penzberg. Con la localidad ya en manos del ejército, los militares germanos solicitaron instrucciones al Gauletier de la región, Paul Giessler, y este dictaminó que los instigadores de la revuelta debían ser fusilados. Como resultado de esta decisión Rummer y varios de sus compañeros, un total de siete hombres, fueron pasados por las armas el mismo día 28. Pero no todo acabo ahí...

Tras el fusilamiento de Rummer, Giessler ordenó a uno de sus comandantes del Volksturmm, Hans Zöberlein, que se encargara de mantener el orden en la ciudad. Zöberlein, quien al igual que Lotto era un antiguo miembro del Freikorps, formaba parte de una organización conocida asimismo como “Freikorps Adolf Hitler”, unidad pseudo-guerrillera formada en los últimos meses de la guerra y encuadrada en el turbulento movimiento Werwolf. Nada más recibir las ordenes de Giessler reunió un grupo de cien voluntarios y marchó con ellos a Penzberg, donde lo primero que hizo fue elaborar una lista negra de personas consideradas como peligrosas para el régimen que debían ser ejecutadas de inmediato. La misma noche del 28, los hombres de Zöberlein comenzaron su sanguinaria tarea ahorcando a tres ciudadanos de Penzberg y lanzando un ataque contra la zona obrera de la localidad. El ataque fracasó debido a la resistencia de los mineros, lo que obligó a los Werwolf a dirigirse a otros lugares menos defendidos, donde capturaron y ejecutaron a cinco víctimas más, entre las que se encontraba una mujer embarazada de 9 meses.

Ya en la madrugada del día 29, los Werwolf finalmente abandonaron el pueblo, dejando tras de si un reguero de sangre cuyo derramamiento no ayudó en absoluto a la supervivencia del Reich al que los guerrilleros nazis defendían. Prueba de ello es las tropas americanas capturaron el enclave al día siguiente.

Hasta aquí hemos comprobado algunas de las acciones del Werwolf en el Oeste. En términos generales, no pasaron de un puñado de asesinatos -de los que en muchas ocasiones fueron victimas los propios alemanes- que en ningún caso estuvieron cerca de llegar ser obstáculos insalvables para el avance aliado. En la siguiente entrada pasaremos a comprobar la actuación del movimiento guerrillero nazi en el este del Reich, lugar en el cual las guerrillas Werwolf demostraron que, si bien su capacidad de sembrar el terror era elevada, su efectividad bélica seguía siendo prácticamente nula
.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Werwolf III

Antes que nada, dar la bienvenida a Bradi Boddason. Hecho esto, pasemos a la tercera entrada relativa al Werwolf.

Un estudio general del movimiento Werwolf llegaría a la siguiente conclusión: 9 de cada 10 operaciones de esta organización fallaron estrepitosamente. La historia de las guerrillas nazis está plagada de deserciones, golpes de mano fallidos, atentados infructuosos, etc. No obstante, en algunas ocasiones puntuales los guerrilleros alemanes sí consiguieron triunfos, generalmente de poca envergadura, contra las tropas de ocupación aliadas. Aquí expondremos únicamente algunas de estas operaciones coronadas por el éxito. A quien desee explorar con más profundidad las acciones del Werwolf le recomiendo el libro de Perry Bidiscombe “Los últimos nazis” en el cual esta basada, en su mayor parte, esta serie de entradas.

El Werwolf en el Oeste: Acciones tras las lineas enemigas

Golpe a la 44ª División de Infantería Americana


En marzo de 1945, uno de los “Destacamentos de Ataque” desplegados por la Wehrmacht en el oeste de Alemania para llevar a cabo operaciones guerrilleras, fue superado por el avance de las tropas del Séptimo Ejército de EEUU en los alrededores de la localidad de Erbach. En la noche del 16 de abril, el destacamento localiza a un jeep americano en un camino forestal y abre fuego contra él. De los dos ocupantes del vehículo, el mayor Bennet y el capitán Cummins, el primero resulta muerto, y el segundo, tras conseguir responder al fuego alemán, herido y capturado.

Los guerrilleros germanos optan por trasladar al oficial americano a presencia del jefe del destacamento, el capitán Schwaben, quién decide que su grupo no está capacitado para mantener prisioneros. Por ello, ordena a sus hombres que lleven al americano al lugar del tiroteo y que, una vez allí, le asesinen de modo que parezca que resultó muerto en el intercambio inicial de disparos.

Los americanos localizaron los cuerpos al día siguiente y, automáticamente, ordenaron que se peinase la zona en busca de los responsables. Se consiguió capturar a dos soldados alemanes, quienes desvelaron a los americanos la historia, pero no se consiguió localizar a Schwaben ni desarticular el comando.


El asesinato del Alcalde de Kirchlegern

En ocasiones, las acciones del Werwolf eran de una simplicidad absoluta, pero letales igualmente. El caso de Kirchlegern, una pequeña población controlada por las tropas americanas, es un buen ejemplo de esto. El día 9 de abril un joven se acercó al ayuntamiento y solicitó ver al Sr. Peiper, el alcalde de la localidad. Desafortunadamente para este último, el joven consiguió acceder al despacho y, ya en el interior, disparó dos veces al mandatario local. Antes de escapar, dejó una tarjeta con la palabra “traidor” y la inscripción “Werwolf” junto al cuerpo sin vida.

Uno de los sospechosos de llevar a cabo este crimen fue Fritz Lotto, con quien nos toparemos en entradas posteriores.


Operación Carnaval

Pasamos a detallar aquí el que posiblemente sea el asesinato más famoso de la guerrilla Werwolf. No fue ciertamente una operación de envergadura similar a la toma de Eben-Emael, o al rescate de Mussolini, pero tampoco puede despacharse en cuatro líneas.

Aquisgrán fue la primera ciudad alemana de cierta envergadura capturada por los aliados occidentales en su avance. Los americanos, tras una batalla de varias semanas de duración, tomaron el control de la localidad a finales de octubre de 1944. La mayor parte de su población había sido evacuada junto con el gobierno local con anterioridad a la pérdida del enclave, pero un puñado de civiles alemanes permaneció entre los escombros del mismo. Para encargarse de las tareas administrativas relativas a esta población civil que todavía se hallaba en Aquisgrán, los americanos se dispusieron a nombrar un nuevo alcalde tan pronto como la ciudad cayó en sus manos. La persona elegida fue Franz Oppenhoff, un abogado católico y conservador. No obstante, por razones de seguridad, el nombramiento no se hizo público

Ni la policía ni el ejército consiguieron mantener hombre alguno en Aquisgrán camuflado entre los civiles. El Partido Nazi, por el contrario, sí consiguió mantener una mínima estructura que se encargó de recopilar información acerca de los ocupantes aliados y pasarla a las fuerzas alemanas. Sin embargo, a pesar de que los hombres que el NSDAP mantenía en la localidad fueron capaces de averiguar que se estaba formando un nuevo gobierno municipal, no fueron capaces de descubrir los nombres de los integrantes del mismo.

Debido posiblemente a esta falta de capacidad, los rumores comenzaron a extenderse. De entre estos, tomó fuerza el que sostenía que la alcaldía de Aquisgrán había sido aceptada por un judío. Parece ser que la llegada de esta información a Berlín fue suficiente para que Göbbels y Himmler se decidieran a actuar y, dado que ni el Partido ni las SS contaban con medios suficientes para dar un golpe de fuerza en la ciudad, se decidió que había llegado el momento de poner en acción al Werwolf. Se enviaron instrucciones a Karl Guttenberg (el HSSPf en el Oeste) quien, si bien con poco entusiasmo, se dispuso a organizar una operación de comando que tuviese como objetivo el asesinato de Oppenhoff. Pocas semanas después, el propio Himmler se involucró en el asunto, firmando un sentencia de muerte contra Oppenhoff y autorizando a Prutzmann a ejecutar dicha sentencia. Por si fuera poco, amenazó veladamente de muerte al poco entusiasta Guttenberg por la lentitud de los preparativos.

El grupo al que Guttenberg le encargó la misión estaba formado por un subteniente de las SS llamado Herbert Wenzel como líder de la operación; un operador de radio de las Waffen SS apellidado Leitgeb; un explorador de las Juventudes Hitlerianas llamado Erich Morgenschweiss, una mujer de la BdM llamada Ilse Hirsch; y dos guías miembros del Partido Nazi apellidados Hennemann y Heidorn. La operación recibió el nombre en clave de “Karneval” (Carnaval)

Ya en febrero de 1945, con el comando finalmente constituido, la siguiente dificultad radicaba en atravesar las líneas enemigas. Cuando Guttenberg le planteó este obstáculo a Prutzmann, el líder del Werwolf le indicó a su interlocutor que tratase el asunto con la Luftwaffe. A pesar de sus dudas, Guttenberg se encontró con que Pelz, un alto mando de las fuerzas aéreas germanas, estaba dispuesto a poner a su disposición un aeroplano con su correspondiente tripulación. Conseguida la colaboración de la Luftwaffe, los integrantes del comando se trasladaron a la base aérea de Hildesheim, donde se les proporcionaron armas cortas, documentos de identidad falsos y moneda americana. Finalmente, la noche del 19 un B-17 capturado los lleva a su zona de salto localizada en los Países Bajos, ya que se estimaba que en el territorio neerlandés las medidas de seguridad aliadas serían menos estrictas que en las zonas conquistadas de Alemania

El comando aterriza sin grandes problemas, deja pasar 24 horas e inicia su marcha hacía Aquisgrán. En la frontera germano-neerlandesa los alemanes tienen un encontronazo con guardias fronterizos holandeses. Consiguen salir victoriosos del mismo, pero pierden a Hirsch, no porque caiga en el combate, sino porque desaparece durante el mismo. El resto de los integrantes del grupo se dirige sin dilación a Aquisgrán.

El día 22 Wenzel decide realizar su primera incursión en la localidad. Envía a Morgenschweiss y a Leitgeb con la misión de averiguar tanto el nombre del alcalde, que a estas alturas todavía desconocían, como su residencia. Para sorpresa de ambos, una vez dentro de la ciudad se encuentran con la desaparecida Hirsch, quién tras la refriega con la patrulla neerlandesa había sido capaz no solo de llegar a Aquisgrán por sus propios medios, sino también de conseguir la información que los dos enviados de Wenzel iban buscando.

Con dicha información en sus manos, Wenzel decide lanzar la operación el día 24. Leitgeb, Hennemann y él entran en Aquisgrán vestidos con monos de la Luftwaffe y se dirigen al número 251 de la Eupenstrasse donde, según había averiguado Hirsch, reside el alcalde pro-aliado Franz Oppenhoff. Hennemann se queda en retaguardia y los otros dos, alrededor de las 23:00 y tras cortar el cable del teléfono, entran en la casa pero únicamente encuentran a la criada, Elisabeth Gillessen. Ante la irrupción de los dos hombres la sirvienta se asusta, pero se sobrepone y les indica que Oppenhoff no esta en el domicilio. Leitgeb y Wenzel tratan de convencer a la criada de que necesitan ver al alcalde para conseguir unos salvoconductos. Gillessen, aún nerviosa, evita a los dos recién llegados y se escabulle para alcanzar un edificio cercano donde esta pasando la velada el dirigente pro-aliado. Una vez allí, le indica a Oppenhoff que dos hombres están en su casa y quieren verle. Oppenhoff sale acompañado de su anfitrión, Heinrich Faust, y ambos se dirigen al domicilio del primero. Antes de llegar se encuentran a Wenzel y a Leitgeb, quienes les solicitan ayuda alegando ser pilotos alemanes derribados. En ese momento, los acontecimientos se precipitan. Hennemann se une al grupo, pero Wenzel le ordena que vuelva a su posición. Faust desconfía de los recién llegados y retorna a su morada, pero Oppenhoff, aunque indica a los supuestos pilotos que deben entregarse a las autoridades norteamericanas, acepta proporcionarles alimento. Por ello, manda a Gillessen a casa preparar unos bocadillos y, poco después, acompaña a la criada al interior del domicilio. Wenzel y Leitgeb le siguen sin que se de cuenta y, cuando Oppenhoff vuelve a salir de su residencia, le arrinconan en su patio. Wentzel empuña una pistola Walter con silenciador y le apunta, pero parece vacilar. Finalmente, Leitgeb le arrebata el arma a su compañero y le descerraja un tiro en la cabeza a Oppenhoff, quién cae fulminado instantáneamente. Ni Wentzel ni Leitgeb se acordaron de recitar la sentencia de muerte firmada por Himmler, a pesar de haberseles ordenado cumplir con dicha formalidad.

Tras ejecutar al alcalde, los dos alemanes corren a reunirse con Hennemann e inmediatamente emprenden la huida. Durante la misma serán sorprendidos por una patrulla americana enviada a investigar el corte del cable realizado poco antes por los comandos germanos. Los estadounidenses dispararan sobre los alemanes y, a pesar de no conseguir alcanzarlos, sí que provocan que se separen, quedando Leitgeb apartado del grupo.

Entretanto Faust había solicitado a un amigo que fuese a pedir ayuda a una unidad norteamericana estacionada cerca de allí. A consecuencia de este aviso, una patrulla estadounidense peinará los alrededores, pero no dará con los alemanes. Entretanto, hacia la medianoche, un médico dictaminó oficialmente la muerte de Oppenhoff. La esposa de este ya había llegado a esa triste conclusión apenas unos minutos antes, tras ver el cuerpo exánime de su marido en el suelo.

La suerte de los integrantes del comando fue dispar. Leitgeb se reunió con los miembros que no habían participado directamente en la acción pero poco después, mientras marchaban hacia las líneas alemanas, pisó una mina muriendo en el acto. Los demás componentes del grupo que viajaban con Leitgeb también fueron heridos por otra mina, lo que les obligó a quedarse en hospitales locales. El único que logró esquivar estos artefactos fue Heidorn, quién se reunió con Wenzel y Hennemann cerca del Rin. En una casa próxima, posiblemente un refugio preestablecido por la organización Werwolf, los tres se tomaron unos días de descanso hasta que finalmente Hennemann y Heidorn se deciden a cruzar el río, siendo capturados casi inmediatamente después de llegar a la otra orilla. Wentzel decidió permanecer en la orilla oeste del Rin, lo que posiblemente le salvó de caer en manos de los aliados. El resto de los supervivientes del comando serían juzgados en 1949 en un tribunal de la RFA.


Sirvan estos tres casos como muestra de las acciones Werwolf tras las líneas enemigas en el Oeste. Justo es decir que las acciones como la de Erbach y Kirchlegern eran mucho más comunes que la elaborada operación de comando contra el alcalde de Aquisgrán. Y, como ya hemos mencionado al principio, justo es también decir que, incluso en las operaciones más simples, en la mayor parte de los casos el éxito brillo por su ausencia.

En la siguiente entrada pasaremos a los asesinatos de derrotistas dentro del territorio controlado por los alemanes y nos adentraremos también en las acciones Werwolf en el este europeo.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Werwolf II

Saludos a todos, perdón por la espera y bienvenida a Uthegal. Y, sin más dilación, vamos con la segunda entrada dedicada al Werwolf.


No será hasta 1944, momento en el cual varios jerarcas nazis vieron como posible la conquista de Alemania por sus enemigos, cuando el Tercer Reich se decida a organizar una guerrilla con el objetivo de defender el territorio germano de los futuros invasores. En ese año, varias organizaciones de la Alemania nazi comienzan a hacer sus preparativos para los inciertos días que estaban por llegar. Lo que ha pasado a la historia como movimiento Werwolf no fue una organización unitaria y centralizada, sino una multitud de grupos nacidos de esos preparativos. En los último meses del conflicto, los más importantes organismos del Tercer Reich, el NSDAP, las Juventudes Hitlerianas, las SS, etc, intentarían exprimir aún más sus ya mermados recursos con la vista puesta en organizar secciones guerrilleras que dificultasen la, cada vez más previsible, invasión del territorio germano. Como ya venía siendo habitual en otros proyectos, como las Wunderwaffen, los esfuerzos no se coordinaron adecuadamente. Por el contrario, cada organización trato de poner en pie sus guerrillas, no solo sin colaborar con otros organismos, sino incluso actuando en franca oposición a los mismos. Esta ausencia de coordinación fue un factor esencial, en primer lugar, en la falta de cohesión del movimiento Werwolf y, en segundo, en la pobreza de los resultados que obtuvieron las guerrillas nazis.

En esta entrada revisaremos brevemente las diferentes organizaciones que colaboraron en la puesta en marcha de la guerrilla Werwolf y, en la siguiente, expondremos las operaciones más destacadas de la misma. Ya advierto de antemano que por “destacadas” no hemos de esperar aquí grandes golpes de mano o espectaculares acciones de comando, sino simplemente coletazos de una dictadura que, de la mano de sus últimos decididos partidarios -quienes en muchos casos eran apenas unos niños que no habían conocido otra cosa que el régimen de Hitler-, se resistía a desaparecer.


El Werwolf de las SS

La idea de la necesidad de una guerrilla nazi que hostigase a los futuros invasores comenzó a aparecer en las SS a partir de la primavera de 1944. En esos momentos varios miembros de las Waffen SS empiezan a estudiar las técnicas guerrilleras que habían estado empleando los diversos movimientos de resistencia antinazi, principalmente los partisanos del Este europeo. Entre otros eventos de los que poder aprender valiosas lecciones para el futuro, las SS observarán con especial atención el levantamiento de Varsovia.

Aunque las SS eran una organización muy centralizada, tras el verano de 1944 toman la decisión de organizar su movimiento guerrillero de una forma radicalmente contraria. Se pone el acento en la descentralización, haciendo hincapié en la autonomía de las diferentes células locales. Se pretendía lograr de este modo que la desarticulación de una célula no provocase automáticamente la de las demás. Al frente de estas se coloca a los HSSPf regionales (Oficiales de Seguridad de las SS y de la Policía). A estos se les concedió amplia capacidad para organizarse de la manera que estimasen más conveniente, lo cual trajo como consecuencia resultados dispares. Mientras que varios HSSPf lograron reclutar centenares de guerrilleros, otros prácticamente no hicieron nada.

Cada organización local tenía su propio nombre, y parece ser que el término Werwolf no apareció hasta el otoño de 1944 haciendo referencia a las guerrillas alemanas en Prusia Oriental. Este nombre se extendería con rapidez y sería finalmente utilizado como denominación genérica de todo el movimiento guerrillero nazi. Himmler indicó por esa época a varios de sus colaboradores que el término estaba tomado del libro de Löns del que ya hemos hablado en la entrada anterior.

A la cabeza de esta poco homogénea organización se coloca a Adolf Prützmann. Con el objetivo de coordinar las operaciones del movimiento guerrillero se le nombra “Inspector General para el Abwehr especial dependiente del Reichsführer SS”, lo cual le coloca directamente debajo de Himmler y le situá como la máxima figura del Werwolf. Prützmann era un veterano del Freikorps que se unió al Partido Nazi y a las SS en 1930, desempeñando varios cargos de importancia. Entre otros, fue miembro del Reichstag y jefe de policía en Ucrania. En este último cargo conoció a diversos personajes como Erich von dem Bach Zelewski (Jefe de las Unidades Antipartisanas de las SS), que le serían de ayuda en su etapa a la cabeza del Werwolf.

A finales de 1944, el Werwolf de las SS había alcanzado la cifra de 5000 miembros. Mientras duró la guerra, diversas células fueron utilizadas en varias misiones, principalmente de infiltración en las lineas enemigas, pero también de amedrentamiento de los propios civiles alemanes a los que se considerase como derrotistas. Una vez concluida la contienda, a pesar de la descentralización de su organización, el Werwolf de las SS no sobrevivió mucho tiempo a la caída del Tercer Reich. Tras el fin del conflicto, pequeños grupos siguieron realizando actividades de hostigamiento contra las tropas de ocupación y contra los alemanes adeptos a estas, generalmente con resultados muy pobres. Además, el movimiento fue rápidamente descabezado. Prützmann fue capturado por los británicos en mayo de 1945 y se quitó la vida poco después.


El Werwolf de las Juventudes Hitlerianas

Las Juventudes Hitlerianas habían empezado a preparar su movimiento guerrillero con anterioridad a las SS. Parece ser que en 1943 ya se habían iniciado los preparativos -ciertamente modestos- para formar a a varios de los miembros de esta organización como agentes secretos. Gracias a ello, tan pronto como los aliados empezaron a desplegarse en Francia tras el verano de 1944, varios miembros de las HJ preparados para tal fin cruzaron las líneas enemigas con el objetivo de conseguir información sobre los movimientos de tropas angloamericanas en territorio galo.

En el otoño de 1944 Arthur Axmann, el máximo mandatario de las Juventudes Hitlerianas, ordena a varios de sus subalternos, principalmente de la zona occidental del Reich, que inicien los preparativos necesarios para que el Werwolf de las HJ adquiera una mayor envergadura. El objetivo es que las actividades de este no se limiten al reconocimiento, sino que se extiendan a las operaciones guerrilleras propiamente dichas. Asimismo, con el objeto de incrementar la actividad Werwolf, a inicios de 1945 se registran diversos intentos de coordinar el movimiento guerrillero de las SS con su homólogo de las HJ.

Los primeros grupos Werwolf de las HJ en actividades propiamente guerrilleras serán desplegados en el Ruhr occidental en abril de 1945 y, a semejanza del Werwolf de las SS, su efectividad militar no puede sino considerarse reducida.

La diferencia principal entre el Werwolf de las SS y el de las Juventudes Hitlerianas fue que este sí que consiguió sobrevivir, aunque por poco tiempo, a la caída del Tercer Reich. Esto no fue fruto de la casualidad. En marzo de 1945, Axmann y varios de sus lugartenientes se reunieron con Otto Skorzeny -el famoso jefe de los comandos alemanes- con el objetivo de estudiar las maneras de prolongar la resistencia Werwolf tras la caida del Reich. Estas conversaciones dieron sus frutos y el resultado fue que se consiguió mantener el movimiento vivo hasta la primavera de 1946, cuando una ofensiva contraterrorista aliada consiguió poner fin a la, en palabras del historiador Perry Biddiscombe, “última gran red de resistencia planeada, organizada y financiada durante la agonía del Tercer Reich”


El Werwolf de Partido Nazi I: Göbbels

En febrero de 1945, el ministro de propaganda alemán Joseph Göbbels comienza a elaborar los planes para poner en marcha en Berlín la emisora Radio Werwolf. La idea era dar un respaldo moral e ideológico a las actividades del movimiento guerrillero, principalmente a aquellas que se realizaban tras las líneas enemigas, bien contra los colaboracionistas, bien contra las propias tropas de ocupación.

Radio Werwolf inicia sus emisiones el 1 de abril, cuando ya era evidente el derrumbe de los ejércitos alemanes. La emisora, en un intento de fomentar una resistencia fanática en el movimiento guerrillero, se dedicará a enumerar los crímenes cometidos por los ocupantes y a proferir amenazas contra los colaboracionistas. Radio Werwolf no solo culpaba a los civiles alemanes por su poco espíritu de resistencia. También acusaba en sus emisiones a los miembros del Partido Nazi que abandonaban sus puestos y a los oficiales que malgastaban los escasos medios de transporte disponibles en trasladar, no material bélico, sino sus efectos personales. El caso de Breslau -uno de los asedios más brutales de la guerra- se airea como un ejemplo de resistencia a ultranza que deben seguir el resto de poblaciones alemanas.

Pese a todas sus baladronadas, Radio Werwolf no fue capaz de resistir tampoco el avance enemigo. La emisora cerró definitivamente sus micrófonos menos de un mes después de su aparición, el 23 de abril, cuando fue tomada por las tropas soviéticas que se aproximaban a Berlín.

El Werwolf del Partido Nazi II: Bormann

Tras el fracaso de la Contraofensiva de las Ardenas, el ulterior avance aliado hace que Bormann tome finalmente conciencia de la desastrosa situación en los frentes de batalla. En el este, a pesar de retroceder, las tropas alemanas siguen ofreciendo resistencia; pero en el oeste la situación es radicalmente distinta. Los ejércitos germanos en occidente dejan paulatinamente de combatir a lo largo de la primavera, y la actuación de los civiles para con las tropas ocupantes no es, al menos generalmente, hostil.

En este contexto, Bormann toma -cierto que con poca convicción- una serie de medidas encaminadas a aportar su granito de arena al movimiento Werwolf, seleccionando a hombres provenientes del Volksturmm y de la Wehrmacht para ponerse al frente de la rama de la guerrilla dependiente del NSDAP. Se intentó requerir a los Gauletier de las diferentes regiones alemanas que contribuyesen a la organizaron de las guerrillas mediante la puesta a disposición del Werwolf de hombres y material pero el resultado, como en las otras ramas del movimiento, fue desigual. De hecho, en la mayoría de los casos fue incluso peor. No obstante, se consiguió que algunas regiones aportasen operadores de radio, equipos de demolición y grupos de saboteadores.

El Wewolf de la Policía Secreta

A medida que el movimiento Werwolf iba tomando forma, el Jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich, Ernst Kaltenbrunner, comenzó a interesarse por la idea. Desde marzo de 1945, la policía secreta comienza a realizar sus propias actividades en el marco de las operaciones Werwolf, en concreto con la finalidad de ofrecer un servicio de inteligencia a la guerrilla. Los grupos comenzaron a organizarse en abril con resultados incluso más pobres de lo habitual. En la mayor parte de las regiones esta rama del movimiento apenas consiguió un par de decenas de miembros.

La intención inicial de convertir a los miembros de está sección del Werwolf en equipos de inteligencia fue rápidamente modificada. El agravamiento de la situación fuerza a las autoridades nazis a convertir estos grupos en comandos polivalentes que no solo presten servicios de inteligencia, sino que además puedan llevar a cabo misiones de sabotaje y asesinato. El alto grado de improvisación provocó que el fracaso de estos grupos fuera estrepitoso. No lograrían sobrevivir al final de la guerra.

El Werwolf de la Wehrmacht

Las fuerzas armadas alemanas comenzaron a organizar sus guerrillas en 1944 con escepticismo, pero con más profesionalidad que las organizaciones nazis. Ya en otoño comienza a agruparse a hombres de la Wehrmacht en una serie de “destacamentos de ataque”, los cuales no eran sino el equivalente del Ejército a los grupos Werwolf de las SS. A pesar de provenir de la Wehrmacht y no de otras organizaciones propiamente nazis, también se hacía hincapié en que los hombres que formasen estos grupos estuviesen imbuidos de la ideología nacionalsocialista.

La manera de crear estos destacamentos era sencilla. Se impartían cursos periódicos a grupos de 150 hombres en los Montes Cárpatos. Estos hombres debían volver a sus unidades y organizar los ya mencionados “destacamentos de ataque”con miembros de esas mismas unidades. El tamaño de cada comando debía ser similar al de un pelotón. El objetivo era hostigar a los ejércitos aliados y soviéticos una vez que estos hubiesen penetrado en el territorio alemán. Por ello, estos destacamentos no pasaron a la acción hasta bien entrado 1945. En teoría, deberían coordinar sus acciones tanto entre ellos como con las otras ramas del movimiento Werwolf, pero en la práctica la cooperación fue escasa. Esto provocó que numerosos destacamentos fuesen lanzados tras las líneas enemigas sin ningún plan de acción digno de tal nombre, por lo que su efectividad fue reducida.

Por último, señalaremos que estos destacamentos no usaron oficialmente el nombre "Werwolf" por lo que, siendo puristas, quizá no deberíamos considerarlos como tales.


El Werwolf de la Luftwaffe

Es ampliamente conocido el hecho de que, al final de la guerra, la desesperación y el fanatismo empujaron a la Luftwaffe a organizar sus propias misiones suicidas, a semejanza de los kamikazes japoneses. Lo que es menos conocido es el hecho de que al menos una de esas acciones llevó el sello Werwolf.

La Luftwaffe había empezado a estudiar eventuales misiones suicidas ya en 1944. En esta época ya era conocida la poca precisión de la que hacían gala las bombas V-1, y se elaboraron planes para entrenar a aviadores voluntarios con el objetivo de que pilotasen estos proyectiles. El proyecto, posiblemente a instancia del propio Hitler, no se llevó a la práctica.

Sería también en 1944 (aunque las operaciones no empezarían hasta el año siguiente ) cuando se crearon los primeros “escuadrones de choque”, en los que se enrolaba a pilotos con el objetivo de realizar ataques suicidas contra aeroplanos y objetivos enemigos en tierra. El Kommando Elba, uno de estos “escuadrones de choque”, fue rebautizado como Werwolf en marzo de 1945, poco antes de ser puesto en acción. El 7 de abril esta unidad, 183 Me 109 escoltados por 55 Me 262, fue lanzada a una misión kamikaze contra una enorme flota de bombardeo americana. Los aliados afirmaron haber perdido 21 aparatos, mientras que los alemanes sostuvieron haber derribado 60. En cualquier caso, dado que los germanos sufrieron 77 bajas, el resultado fue considerado decepcionante incluso por ellos mismos.