Lo primero, dar la bienvenida a Alvaro. Y ahora, vamos con la siguiente entrada referida al Werwolf.
El Werwolf en el Oeste II: acciones en territorio controlado por el Reich
Otro de los objetivos principales de la guerrilla Werwolf fue la eliminación de los considerados como elementos derrotistas dentro de las propias filas alemanas cuyo número, a medida que los ejércitos aliados y soviéticos avanzaban hasta el corazón del Reich, estaba aumentando de manera alarmante. Trataremos en esta entrada sobre dos de las acciones del Werwolf llevadas a cabo en el territorio todavía bajo control de la Wehrmacht durante la última semana de la guerra.
El Werwolf en el Oeste II: acciones en territorio controlado por el Reich
Otro de los objetivos principales de la guerrilla Werwolf fue la eliminación de los considerados como elementos derrotistas dentro de las propias filas alemanas cuyo número, a medida que los ejércitos aliados y soviéticos avanzaban hasta el corazón del Reich, estaba aumentando de manera alarmante. Trataremos en esta entrada sobre dos de las acciones del Werwolf llevadas a cabo en el territorio todavía bajo control de la Wehrmacht durante la última semana de la guerra.
Fritz Lotto, asesino de “traidores”
Lotto era un miembro del Partido Nazi -que también formó parte de los Freikorps tras la Primera Guerra Mundial- al que en noviembre de 1944 se le nombró jefe de un comando Werwolf en el noroeste de Alemania. En los primeros meses de 1945, el comando de Lotto se dedicó a realizar una serie de acciones a pequeña escala, destacando en el asesinato de alcaldes nombrados por los aliados para los pequeños pueblos alemanes que iban cayendo en manos de las tropas angloamericanas. Entre otros, se asume como posible que el asesino del alcalde de Kirchlegern fuese un miembro de este comando. Los hombres de Lotto también llevaron a cabo en esos meses una serie de golpes de mano contra las líneas de abastecimiento de las tropas británicas en el territorio del Reich. No obstante, el “día de gloria” de Lotto aún estaba por llegar.
Tras la difusión de la noticia de la muerte de Hitler por radio, Lotto se traslada al norte con la intención de localizar algún elemento del gobierno post-hitler que le pueda ofrecer algún informe oficial detallado acerca de como se ha de comportar la guerrilla Werwolf en esos caóticos días. Por un fallo mecánico en su coche, él y Fuhr -su ayudante- terminan en la ciudad de Wilhelmshaven, donde varios dirigentes nazis se encontraban en ese momento estudiado las posibilidades de defensa del enclave urbano. Será en esta localidad donde Lotto reciba instrucciones de sus superiores en las que se le ordenaba terminar con varios individuos considerados no gratos por las autoridades nazis. Para cumplir con estas órdenes, la noche del 1 de mayo Lotto, acompañado por Fuhr quien hacía de chófer, inicia su ronda de la muerte.
El primer objetivo de Lotto estaba en la misma ciudad de Wilhelmshaven y era el detective Nussbaum, el cual ya había tenido en varias ocasiones encontronazos con la Gestapo, y con quien el propio Lotto había discutido pocas semanas antes, parece ser que debido a que el detective se negó a que uno de sus hombres prestase apoyo a la guerrilla nazi. Lotto llegó al hotel donde se hospedaba Nussbaum y, una vez que consiguió que este le franquease el paso a su habitación, le espetó una afirmación que se había oído hacer al detective pocas jornadas antes:
“pronto llegará la hora de deshacerse de los uniformes y las insignias y pasarse al otro bando”
Nada más escuchar a Lotto, Nussbaum intentó reaccionar sacando su pistola, pero aquel se le adelantó y, ya apuntándole con su arma, le preguntó si tenía alguna última declaración que hacer. El detective intentó disculparse, pero no le sirvió de nada. Lotto le condenó como traidor y le disparo dos veces a bocajarro y una tercera vez cuando el cuerpo de Nussbaum ya estaba en el suelo. Inmediatamente después de cometer el asesinato, Lotto abandonó el hotel corriendo al tiempo que gritaba “el Werwolf estuvo aquí”
Tras esto, Lotto se dirige hacía el lugar en que estaba esperando Fuhr, y le ordena que le lleve a la localidad de Aldenburg donde se encontraba Göken un barbero que imprudentemente había hecho comentarios despectivos acerca de Hitler. Una vez en la localidad, Fuhr, quien conocía al barbero de vista, localiza a Göken que en ese momento se encontraba solo en la calle. Lotto baja del coche y se dirige a su víctima. Aparentando un intentó de trabar una conversación sin importancia, Lotto deja caer un comentario despectivo acerca de las posibilidades reales de defensa de Wilhelmshaven. Göken pica el anzuelo y va más allá, afirmando que él personalmente tiene ganas de ver llegar a los británicos. Esto bastó para que Lotto condenará al desafortunado barbero también como traidor, ejecutandole en el acto mediante dos disparos. Tras el asesinato, y al mismo tiempo que varias personas corrían al lugar para tratar infructuosamente de ayudar a Göken, Lotto se montó en su coche y, junto con Fuhr, desaparecé rápidamente de la zona.
Tras la ejecución de Göken, Fuhr y Lotto se dirigen a Voslapp, lugar donde residía su tercer objetivo: un presunto comunista apellidado Danisch. Como ninguno de los dos conocía a este último, al llegar a la localidad ordenaron a las autoridades nazis locales que les llevasen a la residencia del "traidor". Una vez allí, Lotto llama a la puerta de la casa de su víctima y, debido a que es la mujer de Danisch quien abre la puerta, solicita a esta que le deje hablar con su marido en privado. Danisch acompaña a Lotto al jardín y, sin más ceremonias, este suelta una pregunta fatídica:
“¿es usted comunista?”
“Lo fui” responde Danisch.
Tras conseguir esta “confesión”, Lotto acusa a Danisch de traidor y, acto seguido, le ejecuta mediante un disparo.
Terminará aquí la noche sangrienta del asesino de "traidores", pero no su trayectoria en la organización Werwolf. Tras cometer los crímenes, pasará nuevamente a ocuparse de los aspectos organizativos de la guerrilla, tratando de asegurar la supervivencia de esta bajo la ocupación aliada. Al poco tiempo fue internado por los británicos, pero estos le pusieron en libertad no mucho después, con el resultado de que Lotto volvió a las andadas involucrándose en las actividades Werwolf de las primeras semanas de la posguerra. En julio los canadienses lanzaron una campaña contra las guerrillas nazis, consiguiendo introducir a Fuhr -el antiguo ayudante de Lotto- como topo en la organización. Finalmente, como resultado de esta operación, los canadienses conseguirán capturar a Lotto cuando este trataba de escapar a Dinamarca.
El Werwolf en Baviera: la masacre de Penzberg
Los nombres de Lidice y Oradour han pasado a la historia como ejemplos de las atrocidades nazis cometidas contra poblaciones extranjeras ocupadas. Lo que es menos conocido es que existen casos de crímenes similares cometidos por los nazis contra la población alemana. Examinemos a continuación el caso de Penzberg. En esta localidad el número de víctimas fue mucho menor que en las dos ciudades antes mencionadas, pero el ejemplo de Penzberg sirve para hacernos una idea de las acciones que desarrollaban los guerrilleros nazis contra su propia gente.
El 28 de abril de 1945, con las tropas aliadas en los arrabales de la zona, el antiguo alcalde socialdemócrata de la localidad, Hans Rummer, se rebeló contra los nazis. Reunió a varios partidarios, los armó con pistolas y pasó a visitar los puntos clave del área: las minas y el campo de prisioneros de guerra; buscando asegurarse el apoyo tanto de los obreros como de los presos. Finalmente se dirigió al ayuntamiento y, una vez allí, no dejó al alcalde nazi de Penzberg -Von Werden- entrar en el edificio, al tiempo que le recomendaba abandonar la ciudad.
La Wehrmacht reaccionó rápidamente y esa misma tarde recuperó el control de Penzberg. Con la localidad ya en manos del ejército, los militares germanos solicitaron instrucciones al Gauletier de la región, Paul Giessler, y este dictaminó que los instigadores de la revuelta debían ser fusilados. Como resultado de esta decisión Rummer y varios de sus compañeros, un total de siete hombres, fueron pasados por las armas el mismo día 28. Pero no todo acabo ahí...
Tras el fusilamiento de Rummer, Giessler ordenó a uno de sus comandantes del Volksturmm, Hans Zöberlein, que se encargara de mantener el orden en la ciudad. Zöberlein, quien al igual que Lotto era un antiguo miembro del Freikorps, formaba parte de una organización conocida asimismo como “Freikorps Adolf Hitler”, unidad pseudo-guerrillera formada en los últimos meses de la guerra y encuadrada en el turbulento movimiento Werwolf. Nada más recibir las ordenes de Giessler reunió un grupo de cien voluntarios y marchó con ellos a Penzberg, donde lo primero que hizo fue elaborar una lista negra de personas consideradas como peligrosas para el régimen que debían ser ejecutadas de inmediato. La misma noche del 28, los hombres de Zöberlein comenzaron su sanguinaria tarea ahorcando a tres ciudadanos de Penzberg y lanzando un ataque contra la zona obrera de la localidad. El ataque fracasó debido a la resistencia de los mineros, lo que obligó a los Werwolf a dirigirse a otros lugares menos defendidos, donde capturaron y ejecutaron a cinco víctimas más, entre las que se encontraba una mujer embarazada de 9 meses.
Ya en la madrugada del día 29, los Werwolf finalmente abandonaron el pueblo, dejando tras de si un reguero de sangre cuyo derramamiento no ayudó en absoluto a la supervivencia del Reich al que los guerrilleros nazis defendían. Prueba de ello es las tropas americanas capturaron el enclave al día siguiente.
Hasta aquí hemos comprobado algunas de las acciones del Werwolf en el Oeste. En términos generales, no pasaron de un puñado de asesinatos -de los que en muchas ocasiones fueron victimas los propios alemanes- que en ningún caso estuvieron cerca de llegar ser obstáculos insalvables para el avance aliado. En la siguiente entrada pasaremos a comprobar la actuación del movimiento guerrillero nazi en el este del Reich, lugar en el cual las guerrillas Werwolf demostraron que, si bien su capacidad de sembrar el terror era elevada, su efectividad bélica seguía siendo prácticamente nula.
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