domingo, 4 de octubre de 2009

Werwolf V

Vamos a terminar hoy la serie de entradas referidas a las guerrillas nazis con el último aspecto de cierta relevancia del movimiento que nos queda por tratar: las actividades del Werwolf en el Este. Para evitar que el blog se haga monótono, dejaremos de momento sin estudiar las operaciones del Werwolf tras la caída del Tercer Reich y volveremos sobre este tema dentro de unas semanas.

Por cierto, bienvenido Taylor.


El Werwolf en el Este

La organización de las guerrillas nazis en los territorios orientales del Reich tiene lugar a partir del otoño de 1944. En ese momento, a pesar de las muchas baladronadas oficiales, se empezó a ver como algo más que posible el hecho de que los rusos acabarían penetrando en Prusia Oriental. La ofensiva rusa en esa zona en octubre vino a reforzar esta creencia. En ese mes, el Ejército Rojo consiguió entrar en territorio alemán por primera vez en la contienda. Las tropas soviéticas arramblaron con todo lo que tenían por delante y entraron en la zona a sangre y fuego, violando a multitud de mujeres alemanas y haciendo prisioneros a un gran número de civiles. La Werhmacht consiguió lanzar una contraofensiva exitosa pocas semanas después, logrando hacer retroceder a los rusos, los cuales solo mantuvieron en su poder una estrecha franja de territorio germano.

Las atrocidades cometidas por los soviéticos trataron de ser explotadas por los alemanes, quienes inmediatamente después de que finalizase la contraofensiva de la Werhmacht llamaron a observadores de la prensa de los países neutrales para que fuesen testigos de las matanzas que habían llevado a cabo los soldados del Ejército Rojo: mujeres crucificadas, civiles colgados, bebes asesinados a golpes... Göbbels también intentó sacar provecho de la situación y se encargó de que la prensa germana redoblase sus ataques contra la conducta brutal de las tropas rusas.

Estos hechos, que a priori deberían haber causado que la población civil germana adoptase una postura favorable al Werwolf, tuvieron como consecuencia un resultado muy distinto. Los civiles, tanto los que habían sido testigos y supervivientes de las atrocidades soviéticas, como los que solo se enteraron de ellas por la prensa, comenzaron a abandonar masivamente la zona y se trasladaron a provincias más occidentales del Reich. Los que se quedaron en el territorio bajo control del Ejército Rojo fueron evacuados inmediatamente por las autoridades rusas, privando de este modo a las guerrillas alemanas del soporte vital que una población civil afecta puede ofrecer.

La Drang nach Westen -marcha hacia el oeste- de la población civil germana se acentuará una vez que los rusos reanuden su ofensiva en enero de 1945, causando nuevamente que el Werwolf no contase con un apoyo civil de importancia en ninguna de las provincias orientales del Reich que iban siendo engullidas por los soviéticos. Estos en cambio, sí que disponían de una herramienta de vital importancia en los combates contra cualquier tipo de tropas irregulares: las divisiones de seguridad. Estas eran unidades especialmente entrenadas para la lucha antipartisana que la URSS había ido perfeccionando desde la guerra civil rusa y que desplegaba en todos los territorios -incluido el soviético- en los que se encontraba con algún indicio de actividad guerrillera.

Las circunstancias antes mencionadas provocaron que la actividad del Werwolf se mantuviese bajo mínimos en el Este. A esto se unía el secretismo con el que los soviéticos se movían en cualquier tipo de operaciones, incluidas las antipartisanas. Este secretismo ha provocado que la documentación existente sobre la reducida actividad guerrillera sea escasa y de difícil acceso.

Teniendo esto en cuenta, vamos a relatar la experiencia de uno de los grupos Werwolf que sí tuvieron un relativo éxito en el hostigamiento a las tropas enemigas en el Este, no en Prusia, sino en Austria, donde los ya descritos factores minimizadores de la actividad guerrillera, aún existiendo, no fueron tan relevantes.


El Jagdkommando de Fred Borth

Borth era un vienes miembro de las Juventudes Hitlerianas que fue reclutado por el Werwolf a la edad de 16 años. En enero de 1945 fue enviado a un campamento en Passau a recibir entrenamiento en la actividad guerrillera. Allí sera entrenado por un comandante de las SS apodado “el Obispo” por haber sido anteriormente un sacerdote ortodoxo. La formación que "el Obispo" daba sus reclutas era extremadamente dura tanto en lo militar (en un ejercicio asfixiaba a sus alumnos hasta que empezaban a perder el conocimiento) como en lo político (mostraba a los reclutas imágenes de las atrocidades cometidas por los soviéticos contra la población civil y de los efectos causados los bombardeos angloamericanos sobre las ciudades alemanas).

Borth termina su entrenamiento a principios de febrero y será devuelto inmediatamente a las Juventudes Hitlerianas, organización con la que combatirá a los rusos en los duros enfrentamientos que tienen lugar en Viena en esos momentos. En abril es de nuevo requerido por el Werwolf donde "el Obispo" le asigna el mando de un Jagdkommando de 65 hombres. El grupo lo formaban un asistente médico, un transmisor de radio y un especialista ucraniano en operaciones antipartisanas, ademas de unos sesenta adolescentes austriacos miembros de las HJ. Como ayuda se le proporcionó un mapa de la zona en el que se detallaba la localización de los depósitos de armas, municiones y provisiones de los que el grupo de Borth se podría servir.

En la noche del 10 al 11 de abril el grupo se desliza por las alcantarillas de la capital austriaca en un intento por infiltrarse tras las líneas soviéticas. Cuando salen a la superficie observan el caos en que se ha convertido Viena y localizan lo que parece un pelotón ruso compuesto por ocho hombres. Cuando se disponen a atacar, se dan cuenta de que los hombres no son soldados del Ejército Rojo, sino miembros del Ejército de Vlasov. Borth comunica el hallazgo por radio y, como respuesta, recibe la orden de unir a los rusos al Jagdkommando. Además, le reclaman que ataque Kritzendorf, donde están concentrados numerosos carros de combate soviéticos. El asalto tendrá lugar en la mañana del 13 de abril y los hombres de Borth conseguirán destruir tres tanques y varios vehículos de distintos tipos. En la acción morirán también varios soldados soviéticos, mientras que los alemanes sufrirán una sola baja.

En los días siguientes la actividad del grupo es reducida, limitándose a realizar algunas patrullas por la zona. A pesar de ello, el Jagdkommando perdió durante dichas patrullas a varios hombres en enfrentamientos con los hombres del Ejército Rojo. La relativa tranquilidad se termina cuando reciben por radio la orden de atacar un puente cercano a la localidad de Tulln. Los alemanes consideran que es una operación suicida, pero los rusos se ponen manos a la obra. Poco después llegó la anulación de la orden, pero para los vlasovistas fue demasiado tarde, pues ya habían abandonado el grupo y se encaminaban al área señalada en las instrucciones recibidas. Se desconoce lo sucedido, pero parece ser que fueron descubiertos por los soviéticos y abatidos antes de alcanzar su objetivo.

El Jagdkommano abandona el lugar y en poco tiempo localiza un convoy soviético de gran tamaño al que tiende una emboscada en los alrededores de Hängendenstein. El golpe de mano salió bien y los alemanes se hacen con una gran cantidad de material bélico.

Tras esto, el grupo se divide en diversas patrullas. Una de ellas, consigue atacar la estación de ferrocarril de Rekawinkel y otra logrará emboscar a un pequeño convoy soviético matando a varios soldados del Ejército Rojo cerca de Alland. En estas acciones el comando sufrirá varias bajas. Pocos Werwolf murieron en los combates, pero bastantes fueron heridos de gravedad y Borth se vio obligado a dejar a varios de estos últimos en manos de algunos lugareños que les ofrecieron ayuda, y a otros en refugios al cuidado del asistente médico del grupo. La mermada agrupación entró nuevamente en combate contra los soviéticos el 23 de abril en el bosque de Kaumberger. En el enfrentamiento murieron otros tres Werwolf más, quedando el comando reducido a apenas una quincena de miembros.

Pocos días después, los hombres de Borth recibieron algunas provisiones y armas lanzadas desde aviones de la Luftwaffe. Tras ello, el 28 de abril inician nuevamente las actividades de reconocimiento y el 1 de mayo lanzan un ataque contra un depósito de combustible del Ejército Rojo localizado cerca de Hainfeld. El golpe tiene éxito, y los Werwolf logran destruir varios barriles de petroleo al tiempo que matan a varios soldados soviéticos y se retiran sin sufrir bajas. Una vez que los guerrilleros alcanzan el punto de reunión Orlov, el ayudante ucraniano, informa a Borth de que el operador de radio ha resultado herido por los disparos de un desertor que se suicidó pocos después. Dado que el equipo de radio ha quedado también inutilizado, Borth decide que ha llegado el momento de que el grupo vuelva a las líneas alemanas.

El camino de vuelta no estuvo exento de dificultades. Algunos lugareños ayudaban a los Werwolf proporcionándoles refugio y comida, pero también se encontraron con una granjera que gritó pidiendo socorro, llamando de este modo la atención de las tropas soviéticas que merodeaban por los alrededores. Los rusos localizaron a los Werwolf y se enzarzaron en un tiroteo con ellos, logrando abatir a dos guerrilleros germanos más. Finalmente, lo poco que quedaba del Jagdkommando original alcanzó las líneas alemanas el 5 de mayo.

Borth se entrevistó con "el Obispo" el día 6, y fue informado por este de que el almirante Dönitz había ordenado el cese de la resistencia. El resultado de las operaciones del Jagdkommando debió ser considerado satisfactorio por los jefes del Werwolf, ya que Prützmann propuso a Borth para la Cruz de los Caballeros, pero el fin de la contienda impidió que este pudiese recibir la condecoración.

Sin hacer demasiado caso a la capitulación germana, Borth continuó vinculado a una célula Werwolf austriaca durante gran parte de 1945, hasta que en septiembre fue desarticulada por la policía de aquel país. Borth fue encarcelado por poco tiempo y, tras salir de prisión, seguiría relacionado con los círculos neonazis de Viena durante las décadas de 1950 y 1960. Como curiosidad cabe destacar el hecho de que Borth mantuvo su interés por las actividades de guerra irregular, colaborando con los servicios secretos austriacos en la organización de la red “Gladio”, una estructura clandestina apoyada por la OTAN creada con el objetivo de combatir a los soviéticos y a las organizaciones comunistas controladas por estos.

Con esto, según lo comentado al principio de la entrada, quedaría por tratar la supervivencia del movimiento Werwolf tras la capitulación germana, pero para que el blog no resulte demasiado aburrido, volveremos con ello en unas semanas. Entretanto, cambiaremos un poco de aires.

Fuente principal:

“Los últimos nazis. El movimiento de Resistencia alemán”
Autor: Perry Biddiscombe
Inédita editores. 2005

Para el Freikorps, véase también:

“Las SS: Instrumento de Terror de Hitler”
Autor: Gordon Williamson
Libsa. 2006

No hay comentarios:

Publicar un comentario