jueves, 11 de junio de 2009

La División Panzer I


Panzers. Todo el mundo, aunque no sepa de la Segunda Guerra Mundial más de lo que cuentan las películas americanas, ha oído hablar de ellos. Pero, exactamente, ¿Qué eran las divisiones panzer?, ¿Cuantas hubo?, ¿Eran realmente tan superiores a sus oponentes? Vamos a ello.

Los Orígenes

Estamos en 1917. La amalgama de trincheras en la que ha degenerado la Primera Guerra Mundial tiene desorientados a los estrategas de ambos bandos. La población, por extraño que parezca, recibió el anuncio del comienzo del conflicto de 1914 con gran alborozo. Existía una convicción general: la guerra sería corta. El desarrollo armamentístico experimentado por las grandes potencias forzaría un desenlace breve a los enfrentamientos. Los alemanes confiaban en el Plan Schlieffen: primero terminarían con Francia y luego se lanzarían a por Rusia. Desafortunadamente para ellos, Moltke no fue lo suficientemente audaz. Los Aliados confiaban en su entente. En el mar, Gran Bretaña impondría su poderío naval y sometería a Alemania a un severo bloqueo. En tierra, Francia por un lado y el “Rodillo Ruso” por otro por otro podrían cerco al Segundo Reich, llevándole a la derrota. Tampoco sucedió así. El Marne, Tannenberg, Verdún... las batallas con centenares de miles de bajas por ambos bandos se sucedían sin que ninguno de los contendientes diese muestras de agotamiento. Las ofensivas no se traducían, salvo en contadas ocasiones, en avances decisivos sobre territorio enemigo, sino en correcciones de escasos kilómetros -y, en ocasiones, de unos cientos de metros- en las lineas del frente

En este contexto, comienzan a aparecer -en muy pequeña escala- las opiniones a favor de superar las técnicas habituales de combate. Estas voces sostienen que los prolongados bombardeos de artillería seguidos de cargas de infantería han perdido efectividad. La guerra de posiciones tiene que dar paso a la guerra de movimientos. Estas opiniones apenas llegaron a ponerse en práctica en la PGM debido al repentino final que esta experimento en 1918 gracias a la victoria por puntos de los aliados, pero sí hubo algunas pequeñas muestras de por donde iban a desarrollarse los acontecimientos bélicos en la segunda pelea por el titulo mundial en 1939. En esencia, estas fueron las siguientes:

-Los aliados emplean por primera vez los tanques (denominados así para camuflarlos bajo la forma de “tanques” o depósitos de agua) en 1916, en el Somme. No obstante, los resultados no son esperanzadores. Utilizan pocos efectivos y los entremezclan con la infantería, lo que hace que no sean decisivos en el campo de batalla. A pesar de eso, el general británico Sir Douglas Haig, convencido de las potenciales facultades que tiene la nueva arma, solicita que se construyan 1000 unidades.

-En 1917, en Cambrai, los británicos utilizan por primera vez las grandes agrupaciones de tanques, consiguiendo perforar la Línea Hinderburg. Los éxitos de las máquinas no se traducen en avances espectaculares, ya que los contraataques alemanes impiden que los ingleses exploten las rupturas iniciales.

Los aceptables resultados que consiguen los aliados durante la contienda utilizando los tanques no serán apreciados como es debido por los estrategas británicos y franceses. Es cierto que en ningunoa de las batallas de la Gran Guerra en la que intervinieron fueron un arma decisiva, pero también es cierto que las potencialidades de las máquinas no habían sido plenamente explotadas. Varios teóricos aliados como Liddell Hart por el lado británico o Charles de Gaulle por el lado francés expusieron sus teorías en pro del arma acorazada, pero estuvieron lejos de ser “profetas en su tierra”. La conclusión oficial a la que llegaron los vencedores del conflicto fue que los tanques no podían ser decisivos en el campo de batalla por si solos. La consecuencia más importante fue que los ingleses y los galos proyectaron sus fuerzas blindadas como un elemento de apoyo a la infantería en lugar de como un arma autónoma. Por contra, en el lado de los derrotados, un joven oficial alemán estudiaría a fondo estas máquinas y su intervención en la Gran Guerra, llegando a una conclusión absolutamente opuesta. Este oficial no era otro que Heinz Wilhelm Guderian, el futuro padre de la Blitzkreg. Pero no adelantemos acontecimientos.

Las Tropas de Asalto Alemanas

Seguimos en 1917. Algunos altos oficiales alemanes se han convencido de que el planteamiento tradicional de las batallas (gran bombardeo de artillería seguido de avances de la infantería) no funciona. Los bombardeos rara vez destruyen las defensas del enemigo una vez que este se ha puesto a cubierto y, por contra, ponen sobre aviso al mando contrario acerca de las previsibles intenciones que tienen sus oponentes de lanzar una ofensiva en esa zona. Por ello, cuando finalmente entra en acción la infantería, esta se encuentra con un enemigo al tanto de lo que se avecina y cuyas capacidades defensivas no han sido dañadas seriamente por el bombardeo previo. En esta situación, algunos oficiales germano encabezados por Oskar von Hutier desarrollan un nuevo modelo de ofensiva, que a su vez dará a un nuevo tipo de unidad: las Sturmtruppen o tropas de asalto alemanas. Las bases de esta novedosa táctica eran la sorpresa y la velocidad. Los puntos principales en los que se puede resumir esta forma de operar en el campo de batalla son los siguientes:

-Bombardeo de artillería repentino y de corta duración con los cañones colocados en posición de ataque justo antes de la ofensiva. Debían utilizarse tanto bombas de gas como explosivas. El objetivo era ablandar la defensa enemiga.

-Las Sturmtruppen, unidades de infantería especialmente entrenadas en la ruptura del frente, se infiltrarían en la retaguardia del oponente poniendo fuera de combate puestos de mando, emplazamientos de artillería, etc, a la vez que se evitaba en lo posible trabar combate directo con los puntos fuertes del enemigo.

-Una segunda oleada de soldados alemanes equipados con armamento más pesado (morteros, ametralladoras) se encargaría, junto con la artillería que debía mantener el paso de los infantes, de enfrentarse a las posiciones en los que la resistencia fuese más tenaz. En ocasiones, se hacía también mención al hecho de que la aviación podía apoyar el avance disparando sobre las unidades del oponente.

-Para concluir la operación, unidades de infantería regular debían hacerse cargo tanto de acabar con los últimos focos de resistencia enemiga como de consolidar las posiciones ganadas.

Los germanos pondrán en práctica estas ideas en el frente oriental en septiembre de 1917. El éxito será absoluto. El 8º Ejército de Von Hutier toma la ciudad de Riga y hace 9000 prisioneros sufriendo bajas mínimas. Un mes después, en la duodécima batalla del Isonzo -más conocida como la Batalla de Caporeto- las Potencias Centrales recurren nuevamente a esta táctica con el resultado de un éxito aún más arrollador que el obtenido en Riga: los italianos sufren 30.000 bajas entre muertos y heridos y pierden 270.000 soldados que son hechos prisioneros. Las pérdidas germanas vuelven a ser muy reducidas. Dados estos triunfos, los alemanes deciden utilizar estas tácticas en su última gran jugada: la ofensiva general en el frente occidental en 1918.

El 3 de marzo, los bolcheviques firman la paz de Brest-Litovsk con Alemania. Rusia desaparece del teatro de la guerra y los alemanes pueden trasladar parte de las tropas del frente oriental al occidental, aunque un gran número de soldados tuvo que quedarse en el Este debido a la inestabilidad de la zona. En el lado aliado, la presencia de EEUU -que había declarado la guerra al Reich el 6 abril de 1917- se está comenzando a hacer notar. A principios de 1918, los norteamericanos cuentan con 180.000 soldados en Europa, y la cifra tenía todos los visos de seguir aumentando. Este refuerzo a la causa aliada amenazaba con desequilibrar la balanza de fuerzas en contra de los alemanes en pocos meses. Por ello, sabiendo que actuá contra el reloj, el general Erich Luddendorff se prepara para golpear primero y planea una serie de ofensivas contra los aliados a lo largo de toda la línea del frente, utilizando las tropas de asalto como punta de lanza. Un total de cinco ofensivas tienen lugar desde marzo a julio, logrando rupturas locales del frente aliado y avances considerables comparándolos con los habituales en la guerra de trincheras. A pesar de ello, no se consigue provocar un derrumbamiento de los anglo-franceses. Por el contrario, serán los franco británicos quienes, apoyados por un gran número de tropas americanas logren ejecutar entre julio y noviembre una serie de exitosas contraofensivas que llevará al alto mando alemán a comprobar que la guerra está efectivamente perdida.

El nacimiento de las tropas acorazadas.

Tras el fin de la gran guerra, el desarrollo de las tropas acorazadas se iba a encontrar con dos inconvenientes:

-El empleo de tanques, principalmente por los aliados, no había provocado el éxito que se esperaba de ellos.

-La derrota alemana llegó antes de que la táctica de las tropas de asalto hubiese podido demostrar todas sus posibilidades.

Debido a ello, los vencedores del conflicto no se sintieron con excesivos ánimos para lanzarse a la investigación acerca del empleo de las nuevas armas y de las técnicas para la adecuada utilización de las mismas. A fin y al cabo, pensaban, Alemania había sido detenida, primero, y vencida, después, gracias a las tácticas bélicas tradicionales.

Esta situación, provoca que las ideas de Lidell Hart en el Reino Unido o las de de Gaulle en Francia en pro de un desarrollo real y autónomo del arma acorazada no tuviesen apoyo en sus respectivos países. Por contra, en el lado de los vencidos, cuyos militares mostraban asimismo reticencias al desarrollo de las tropas acorazadas, hubo un hombre que sí logró que sus propuestas a favor de los carros de combate fueran escuchadas y, más importante todavía, llevadas a la práctica. Estamos hablando de Heinz Wilhelm Guderian, el padre de las divisiones acorazadas alemanas y, por extensión, de la Blitzkrieg, la guerra relámpago que iba a llevar al Reich desde la Bretaña hasta el Volga y desde Noruega hasta el Alamein.

A principios de los años 20 Guderian recibe sus primeros mandos referidos a las unidades automóviles y motorizadas. Al no existir en Alemania información sobre este tipo de tropas, el germano se hace con los escritos de Liddell Hart y otros autores, y elabora a partir de ellos sus propias ideas al respecto. Según comenta el propio Guderian acerca del estado en que se encontraba el desarrollo teórico de las nuevas tropas en el Reich, “en tierra de ciegos el tuerto es rey. Como nadie se ocupaba de estas cuestiones, pronto se me consideró un experto en ellas”. El oficial prusiano llega incluso a dar clases teóricas acerca del arma acorazada en 1928 sin haberse “sentado nunca en un tanque”. Para finales de la década, el militar alemán se ha convencido plenamente de que los carros de combate no han de concebirse como apoyo a las divisiones de infatería, sino que han de organizarse en unidades autónomas: las divisiones acorazadas. Guderian incluso va más allá, afirmando que son las unidades de infantería las que deben ser consideradas como auxiliares de los tanques. Esta idea todavía tardará mucho tiempo en cuajar entre sus colegas.

En 1932 tienen lugar las primeras maniobras en las que aparecen algunas unidades de carros, lejos de lo que serán los tanques que se iban a utilizar en la SGM, pero que ya permitían a los asistentes hacerse una idea de las posibilidades reales de la nueva arma. En 1933, tras la llegada de Hitler al poder, el mandatario se interesa personalmente por estos nuevos ingenios. Guderian experimenta entonces la sensación de que el nuevo gobierno del Reich está de su lado. En 1935, se restablece el servicio militar obligatorio, lo que significa que se va a terminar con el ejercito de 100.000 hombres impuesto en Versalles y que se planea dar un fuerte impulso al desarrollo militar alemán. Entretanto, el prusiano continua con sus trabajos. Dado que asume que los anglo-franceses van a tener más carros a su disposición, pretende compensar la desventaja cuantitativa mejorando la organización de las formaciones de tanques propias. El 15 de octubre de 1935 nacen oficialmente las tres primeras divisiones acorazadas alemanas, recibiendo Guderian el mando de la segunda de ellas. Nótese que por estas fechas el innovador oficial germano todavía era coronel y, a pesar de ello, recibe el mando de una división, mando reservado tradicionalmente a los generales. Al año siguiente se crearan asimismo las primeras divisiones motorizadas y las conocidas como divisiones ligeras. En 1937 aparece el libro más famoso de Guderian: “Atchung Panzers!” (¡Atención Carros de Combate!) en el que desarrolla sus ideas acerca del empleo de la nueva arma.

Las ideas principales sostenidas por Guderian a lo largo de su trayectoria podemos resumirlas así:

-independencia: no subordinación del arma acorazada a las divisiones de infantería.
-movilidad: el motor es tan importante como el cañón.
-concentración: no deben dispersarse los tanques entre las formaciones de infantería, sino que, al contrario, deben emplearse de manera autónoma en una división acorazada en la que se encuadren, además de los carros, unidades de otras armas complementarias subordinadas a estos.
-empleo en masa: utilización de grandes formaciones acorazadas que permitan obtener un resultado decisivo en el campo de batalla.

Hasta aquí el nacimiento de las tropas acorazadas, pero no hemos respondido todavía a las preguntas que nos hacíamos al comenzar. Iremos a ello en la próxima entrada.

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